Sentimiento oceánico
El proyecto «Sentimiento oceánico» hace referencia al concepto que aparece a principios del siglo XX a partir de la relación epistolar entre el escritor francés Romain Rolland y el padre del psicoanálisis Sigmund Freud para denominar un estado emocional transitorio, de unión entre el individuo y el mundo, como si fuera una gota de agua que se funde con el océano; y aunque ambos difieran en los motivos que provocan esa sensación, para el primero, el sentimiento religioso y para el segundo, la mente, ante la contemplación de determinados estímulos, ambos quedan fascinados por su atracción.
Esta disolución, permite al individuo, captar la naturaleza intensamente existente ,como una totalidad orgánica interdependiente y bella en sí misma y por un instante, lo que contemplamos, nos inunda, acompañándonos de una inmensa tranquilidad.
El individuo ya no está en un estado de vigilia, sino en un estado de ensoñación, de fantasía, de pertenencia al universo, en la que desaparecen los límites de la propia identidad, dejando de ser consciente de lo que le separa del mundo.
Un océano sin límites, una realidad misteriosa e infinita, el sentimiento de presencia de estar aquí y ahora. Unidad y simplicidad absoluta, en la que sólo existe un «todo» … y nada más.