Nihil. Nada. La nada es la respuesta. No hay un significado ni un propósito. Nada es aceptar el escaso valor de la existencia, su carácter efímero, la pérdida del sentido del devenir y la valoración, por lo tanto, del momento presente.

El tiempo enmarcado entre un principio y un final, que vuelve a generar... un nuevo comienzo en el que los mismos acontecimientos, pensamientos, ideas y sentimientos, vez tras vez, se suceden en una repetición infinita e incansable.

En su verso "¡Pues yo te amo, oh eternidad!", el filósofo Friedrich Nietzsche ponía de manifiesto su admiración a esta idea del “continuo retorno”. La eternidad fuera del tiempo, donde no pasa nada, donde todo perdura, donde la inmovilidad habita.

El tiempo, no sería más que una copia suya, un momento, un corte, una nota musical que una vez emitida desaparece, una muerte... una fotografía.

La eternidad hecha del continuo retorno de instantes, en la que cada uno de ellos se hace intemporal, perdurable. Espacios fronterizos que discurren desde la ventana de un tren en movimiento.

Lo que fluye, en cuanto a que siempre retorna , tiene la esencia de lo indestructible, lo perpetuo, siendo así, el tiempo eternidad y la eternidad, tiempo. Rita ibarretxe, comisaria donde la inmovilidad habita.

Comisaria / Rita Ibarretxe.

 


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